Craneo wixarika. Créditos: Wichiriot. |
La tradición de mostrar respeto a los muertos por parte del pueblo wikarika o huichol, tiene connotaciones históricas como una forma de manifestar el respeto por un familiar fallecido y no es el resultado de un mestizaje, como ocurrió con otros pueblos precolombinos con la llegada de los españoles.
En la actualidad, debido a falta de oportunidades de desarrollo en sus lugares de origen lo cual ha conllevado a la migración, da como resultado que algunos wixarikas cercanos a las ciudades comiencen a elaborar altares de Día de Muertos integrando otras tradiciones a sus propias aunque en sus lugares de origen aún continúan con sus rituales, los cuales guardan un profundo histórico.
En sus comunidades los indigenas huicholes comprenden la muerte de un familiar como un ritual de respeto. A través del canto y los rezos guiados por el chaman se solicita a los Dioses ayuden al difunto en el inicio de un viaje, todo esto se acompaña de alimentos y bebidas para poder honrarlo sin usar coronas de flores.Los rituales varían, puesto que cada uno se incorpora las condiciones en las que ocurrió la muerte.
El chaman o akames mara, es un personaje importante en la tradición wikarika, se considera como un puente entre los dioses y los hombres, quienes para poder preparase dedican de cinco a diez años de su vida para adquirir conocimientos de curanderos, sacerdotes y adivinos. Tan importante es para ellos la religión que se diluye en la vida misma no habiendo una distinción entre la vida cotidiana y el mundo sagrado.
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